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MUTA 2017: PROGRAMA ANTONI PINENT

Desistfilm - Mónica Delgado

El nombre de Antoni Pinent está asociado a una lucha por la visibilización, conservación, difusión del cine experimental español desde mediados de los años dosmil. Su trabajo como programador en Xcéntric, su papel de curador acucioso en Del Éstaxis al Arrebato, e investigador para aportar a la historiografía del cine experimental latinoamericano, y una carrera de 25 años como cineasta lo ubican como una figura a considerar dentro del llamado cine sin cámara, la apropiación y el found footage.

En Aita, de José María de Orbe, Antoni Pinent se encargó del proceso de envejecimiento de los fotogramas que se proyectan dentro de la historia de la casona abandonada, logrando configurar un universo fantasmático y fantasmagórico en este film que apela a la nostalgia, a la materialidad del pasado, y la analogía de lo paternal. Con estos antecedentes, llegó a Lima Pinent, para presentar como parte de MUTA, Muestra Internacional de Apropiación Audiovisual, en su primera edición, trece de sus trabajos que permiten una mirada panorámica a sus 25 años haciendo cine.

Adentrarse en el trabajo del cineasta Antoni Pinent es entrar de lleno a un entorno físico de experimentación, tangible, palpable, áspero, de perforaciones, fricciones y sonoridades extraídas del mismo celuloide. En GIOCONDA / FILM (1999)el cortometraje de exactos 50 segundos, el cineasta divide la dimensión real de la pintura renacentista en una serie de frames, en un orden perpendicular, permitiendo otro sentido y materia. Basta ver aparecer en los créditos finales a la “intérprete: Mona Lisa”, y la “imagen y sonido: Leonardo da Vinci”, para que emerja la cuota de humor a esta reinvención en movimiento de la capa pictórica, donde las perforaciones permiten precisamente una dimensión sonora del accidente o de la textura que crepita. Podría decirse que la Gioconda en manos de Pinent ha gozado de una “actualización”.

En la muestra de MUTA también pudimos ver uno de los primeros trabajos de Pinent, que data de 1992, Nº0 Psicosis, donde a partir de los frames de una copia en video va ensamblando los créditos iniciales del film de Alfred Hitchcock con la banda sonora de Bernard Herrmann de diversas escenas emblemáticas, como aquella donde Janet Leigh es asesinada. La intención de este film temprano en la carrera de Pinent marca una pauta de su interés por desarticular narrativas icónicas -tema que ahondaría años más tarde en G/R/E/A/S/E– y por auscultar el movimiento desde la cadencia musical. Pinent logra que Herrmann subvierta a Hitchcock, en una resignificación donde ya no son necesarias las imágenes.

En Música visual en vertical (1999-2000), Antoni Pinent toma una partitura y la interviene adecuándola a la verticalidad del fotograma. Hay un ritmo que vemos, como los “musicales” visuales de los primeros años del siglo pasado. Pero lo interesante de este cine sin cámara es que se aprecia la semilla de lo que luego será su propuesta de FILM QUARTET / POLYFRAME (2006-2008) en la medida que este polifotograma tiene una naturaleza rítmica, de notas o semas, que Pinent va componiendo, articulándolas o desarticulándolas. No hay mejor analogía que ver al cine de Pinent como un juego de atonalidades, de musicalidades descompuestas, como si algunos artefactos de la música concreta cobraran una dimensión física -y que en G/R/E/A/S/E  llega como una summa.

FILM QUARTET / POLYFRAME articula muy bien dos elementos que componen el universo experimental de Pinent: la necesidad de esta composición musical atonal -el ritmo que brota de las perforaciones, del raspado, pero también desde esos cortes horizontales que recuerdan a un pentagrama- y el humor que es la base de esta deconstrucción o decollage, en su capacidad subversiva de cortar, mutilar, transformar y dar un nuevo significado entre crítico y satírico. Si en G/R/E/A/S/E, Pinent se apodera de un musical pop hollywoodense para volverlo un no-musical, en FILM QUARTET / POLYFRAME tanto Wavelenght de Michael Snow, como El Perro Andaluz de Luis Buñuel o Cantando Bajo la LLuvia de Stanley Donen adquieren una dimensión que anula la capacidad del recuerdo o la nostalgia en el espectador. No va a pasar lo que usualmente pasa en las secuencias que Pinent elige, sino que requiere frustrar la memoria del mismo objeto para doblegar su connotación. En el film de Buñuel no llegamos al famoso corto de ojo, como tampoco en el film de Donen acudimos a su escena mítica. Más bien Pinent elige a Donen porque se trata de un film que diagnóstica el fin del cine silente, y su incapacidad para abordar creativamente el simulacro de voces y ensoñación que exigía el cine sonoro a través del doblaje, que sigue hoy vigente, destrozando la naturaleza de la interpretación.

En G/R/E/A/S/E (2008-2013), Pinent apela a la destrucción de un mito de la cultura pop, a partir de su técnica del Polyframe. En unos cuantos momentos específicos, se va a irrumpir el fotograma en 35mm desde la posibilidad de lo que el cineasta denomina como fragmentarismo horizontal, creando una profundidad de campo en la intermitencia-que ya se había notado en su corto Descenso (2000-2001)-y trabajando en la transformación de cuerpos, gestos,  fisonomías, remontando, rearmando la historia conocida del film de Randal Kleiser de 1971,  en una relato nuevo de relaciones amorosas distintas, bailes y carreras de autos bajo otro influjo y ritmo. Pero este G/R/E/A/S/E va más allá de un refraseo argumental, es más bien un proceso meticuloso de remontaje y reinvención desde el mismo celuloide, basado en la técnica de la perforación, el polyframe ya mencionado, para lograr un juego de percepción con el espectador. Pero también lo es desde el modo en que se monta el sonido, aquí a cargo de Dirk Schaefer, usual colaborador del cine de Peter Tscherkassky, y que en este trabajo de Pinent recompone la idea del musical hollywoodense por un banda sonora que abruma, sacude, y agita.

Lo que ha quedado claro tras ver el cine de Pinent en panorámico es su afortunada perserverancia en la experimentación de diversas técnicas del remontaje, no solo desde la simple apropiación sino desde la subversión de los discursos desde la materialidad que le permite el celuloide, en sus diversos formatos, del super 8 al 35 mm, o desde el video en betacam. Un cine que parte de cosas viejas y conocidas, que se transforman en manos de Pinent para volverse vitales y potentes.